“El cobarde muere moralmente cien veces…la
cobardía moral es tan infame que ninguna podría aumentar su vergüenza. La mayor
de toda la cobardía, es callar la verdad y ser cómplice de la mentira”, así pensaba el gran José Ingenieros y yo
comparto sus creencias. Ellas me llevan a Daurin Muñoz, el joven policía,
comunicador social, que uso su voz para decir lo que muchos callan.
El problema existente en nuestra policía
nacional, no es secreto. Como no lo es la gran cantidad de dificultades que
atraviesa el país: corrupción, carencias en salud y educación, alto índice de
delincuencia, violencia, muertes por accidentes de tránsito…, la lista es
interminable, pero usted la conoce.
Es urgente que la policía nacional desarrolle
controles internos efectivo ante tantas problemáticas existentes. La población
le desprecia. Hace mucho tiempo perdió decoro. Y lo oportuno es recobrarlo.
Muchos de sus agentes son honorables; quizás
usted y yo conocemos algunos, pero es la minoría. Está en sus gerentes y la
voluntad de todos cambiar esa realidad con acciones serias.
Ante tantos males, la voz desesperada de
Daurin, sólo tiene un fin: llama al decoro; a unir voluntades, para crear el
cambio.
Daurin, el joven que grabó un video este
miércoles 7 de octubre y lo colgó en las redes sociales, dos días después, sin
pensar que sería viral, es un hombre de gran valentía. Aunque vive de un
salario “cebolla”, que vulnera su dignidad, fruto de ser un recurso humano
productivo en un Estado desigual; carente de garantías efectivas de los
derechos fundamentales; no delinque, por el contrario, su aporte está en
demandar también, alianzas buenas voluntades, para obtener bienestar colectivo.
Este joven carente de recursos económicos,
pero educado por su madre y padre de manera correcta, hoy aporta sus valores,
sus fortalezas profesionales y militares a la sociedad que presenta la crítica
social, que despertó a mucha gente dormida. Gente apática, sumisa, que hace
mutis ante las problemáticas que atraviesa su nación.
Bien dijo José Ingenieros: “es patriota el
que educa, alimenta y alienta. Honra y lucha por el bienestar de su pueblo y
ama a sus conciudadanos”. Yo veo en Daurin a un patriota, que fruto de ese
fervor de la juventud lanzó un grito que mueve a buscar solución al problema de
los bajos salarios en el sector laboral, así como a la carencia de empleo que
exhibe el país.
Daurin: “el policía diferente”; exhibe
valores, de esos que sólo se aprenden en el hogar, esos llamados morales, que
luego esparcimos por toda la sociedad. Esos que nos distinguen de quienes
delinquen. Esos que consagra nuestra
Constitución Dominicana de 2010, pero que el Estado no tiene acciones fuertes
que le garanticen.
Hurgando en los gustos del joven de 28 años, encontré que ante tan lúgubre panorama, busca
aliento en el merengue de José Virgilio
Peña Suazo: ” Yo sé que Dios me tiene a mi lo mío…no me vua a
desesperà…”. Y eso le exhorto: “no desesperéis”, como diría mi querido profesor
de Responsabilidad Civil, en la primada de América, el pasado procurador
general de la República, Víctor Céspedes. Dios proveerá y la sociedad tendrá
necesariamente que hacer el cambio, para bien!
Entiendo el deseo impetuoso de Daurin, pro
hacer el cambio. Resulta que es joven, pensante. Tal como dijo el pensador,
“los jóvenes no tienen complicidad con el pasado. Atenea inspira su imaginación, da pujanza a sus
brazos y pone fuego en su corazón. La juventud es la levadura moral de los
pueblos. Quien no la ha tenido, piensa en el pasado aunque vive en el presente.
Es débil por pereza o miedoso por ignorancia. Vive sin alegría, mientras la
juventud es entusiasta y osada”. Veo claramente a Daurin en este pensamiento.
Muchos policías arriesgan sus vidas, sin necesidad de robar o
contrabandear, pero no todos poseen el coraje de Daurin. Cómo hacerlo ante la
real situación laboral que atraviesan. Sólo insinuarle eso, sería pedirle que
se inmolen, por una sociedad que no le respeta. Y que aunque vive en gran
escala delincuencial, le repudia fruto del proceder de muchos alistados que
tiene y tuvo en sus filas.
Es por eso, que pienso como Daurin Muñoz: el
saneamiento de la policía nacional compete a toda la sociedad. Con una PN de
cara al Siglo XXI, preparada, sería, que posea salud e higiene laboral.
Salarios dignos y capacitación permanente, la ciudadanía estará sin lugar a
dudas, protegida a mayor escala.
Daurin demostró que nació para ser diferente
y qué maravilloso!. Lo veremos desarrollarse plenamente en la sociedad que le
ha negado una vida digna, pero como él afirma: “cuando tenemos compromiso
social, no importa el trabajo, posición o carencia material; nuestra voz
siempre hará la diferencia”.
Seamos Daurin, sigamos demandando garantía de
nuestros derechos!.
La autora es educadora, periodista, abogada y
locutora.